-Busca la rueda dentada.

-¿Cuál?, ¿el círculo?

-Arriba. A la derecha, ¿lo ves?

-Ehhhh, sí.

Este es un fragmento de una de las diferentes introducciones a reuniones que vengo teniendo estas semanas. He sido el que ha buscado la “rueda dentada”, he sido el que ha explicado a otra personas dónde está. Da igual.

Las herramientas y sus funcionalidades siempre han estado ahí. CRM´s que requieren de disciplina y hábito (Mikel Madariaga es nuestro remero) para ser alimentados, pues se nutren de la perseverancia, mimo y disciplina de las personas, repositorios que esperan ser llenados en orden de documentos con sus correspondientes versiones. A su vez, estos repositorios ordenados son espejo de procesos y procedimientos de nuestras áreas y de las organizaciones. Bandejas de entrada que parecen el guión de una película de terror (estos días, digo), grupos virtuales (Teams, se dice) con chat, archivos, iconos, menciones, tareas pendientes, flujos, recetas de comida, avatares, niños entrando en videoconferencias o calls (depende de lo anglófilo o consultor que seas). Una fiesta.

Un momento. He escrito: ORGANIZACIONES.

Pues sí. Sea cuál sea el tipo de Organización en la que te desempeñes y participes, resulta que tienen como requisito estar organizadas. Bien, regular, mal; a tu gusto o disgusto; estricta o informal. A fin y al cabo, los aspectos culturales determinan en gran medida cuál será el estándar que fijemos como organización óptima.

Otra canción está en las metodologías y sistemática de gestión: nos gestionamos por proyectos, clientes, somos empresa ágil, aplico Scrum, corro en dirección contraria a Scrum, somos unidades autogestionadas, somos una organización vertical… Cada una, lo suya.

Pero el atributo es la organización, en tanto en cuanto somos sistemas “sociotécnicos”, el management busca repartir juego de una cierta forma, bajo unos estándares, cultura y dinamismo que se encarnan en los equipos y las personas. Un tema complicado. Todo el día hablando de personas y todavía la función de RRHH/personas/talento buscando legitimarse (hay que mirárselo, más aún, temiendo el rol crítico que pueda tener tanto en estos momentos como en los venideros por este puñetero virus). Este es otro debate, pero dejo la pelota botando.

Bueno, que me extiendo (como diría Ibon Mintegui, me pongo “sustantivo”). Yo venía a hablar de microgestión. En estos días, hemos descubierto cómo los duendes de las pequeñas cosas están ahí, en todo. Porque resulta que la tecnología que intermedia entre nuestros clientes, servicio, producto, proceso, entregables… está repleta de mecanismos que debemos reconocer y aprender a usar como funcionalidades. Y esto requiere de aprendizaje y adaptación. Aunque nos cueste.

Pero también implica una mejor gestión de nuestra contribución profesional y desempeño: reuniones mejor preparadas, más eficacia en la coordinación de los equipos, mayor vigilancia en la producción, mejor análisis de la estrategia y actividad comercial y mayor consciencia de los costes de oportunidad derivados. Los pasos que nos resultaban invisibles, ahora pueden llegar a costar. El canal digital que llamaba a las puertas, ahora nos permite abrir las ventanas al exterior. A cambio, nos pide desarrollar nuevas competencias y destrezas.

Y como tiene que ser, será.

Un abrazo desde mi ventana para: Marije, Rut, Maite, Ibon, Miguel, Ander, Mikel, Mónica, María, Eva, Susana, Rodrigo, Sonia, Itxaso. Para todo el equipo y para tod@s.

Álvaro Sabas Pascual. HR Talent manager en C2B

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